El discurso conciliador con el que Ana Rosa se ha convertido en la perfecta protagonista de San Isidro

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  • Diana Torres
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Este día de San Isidro pasará a formar parte de la vida de Ana Rosa Quintana de manera permanente, y no es para menos. Como ya se había desvelado previamente, la presentadora de El Programa de Ana Rosa se había convertido en la galardonada con la Medalla de Honor que homenajea a este santo tan especial en Madrid. Una buena nueva por la que la periodista se ha visto obligada a ausentarse del espacio televisivo de las mañanas de Telecinco para desplazarse hasta el Palacio de Cibeles, en el cual ha tenido oportunidad de coincidir con algunas de las autoridades más destacadas de la capital y también con Alaska, que también ha sido premiada por su amplia trayectoria profesional.

Ana Rosa Quintana y José Luis Martínez-Almeida con la Medalla de Honor de San Isidro. / Gtres

Ana Rosa Quintana y José Luis Martínez-Almeida con la Medalla de Honor de San Isidro. / Gtres

Ataviada con un traje de dos piezas en color blanco que ha combinado con una camiseta lencera a tono con detalles negros y unos mules también en este último color, la reina de las mañanas de la cadena de Fuencarral ha lucido su mejor sonrisa en una jornada cuanto menos especial para ella. Y es que, durante esta misma mañana se ha ensalzado su impecable labor comunicativa a sus 67 años de edad, habiendo hecho del periodismo su mejor arma para defender la verdad día tras día y pese a los inconvenientes que ha tenido que afrontar en los últimos meses, como por ejemplo la detección de un cáncer de mama por el que tenía que realizar un parón en sus quehaceres laborales para poner plena atención en su cura y volver a la carga con más fuerza que nunca. Algo que sucedía el pasado mes de octubre, llenando a sus compañeros y a la audiencia de felicidad al admitir que su recuperación iba viento en popa.

Ana Rosa Quintana con la Medalla de Honor de San Isidro. / Gtres

Ana Rosa Quintana con la Medalla de Honor de San Isidro. / Gtres

Como no podía ser de otra manera, y cuando José Luis Martínez-Almeida le ha hecho entrega de su Medalla de Honor, Ana Rosa ha tomado la palabra para ofrecer un discurso repleto de agradecimientos hacia todos los invitados allí presentes y hacia aquellas personas que han seguido su camino desde sus casas durante dos décadas: «No puedo estar más contenta y emocionada. Al final, todos los que tenemos un trabajo que tiene que ver con la comunicación o con los demás lo que queremos es que nos quieran, que este reconocimiento sea en mi ciudad me llena de felicidad», comenzaba explicando, para después entrar en detalles sobre los motivos que la vinculan de una manera tan fuerte con Madrid y sus costumbres: «Déjenme que presuma de que he nacido en la calle Cadarso en la plaza de España, mi familia materna es de Lavapiés y la paterna de Peñuelas. Me he criado en Usera, un barrio obrero y trabajador antes de que fuera Chinatown. Me encanta esta ciudad, porque es la casa de todo el mundo, una familia de acogida que abre sus puertas a todo el que viene aquí», pronunciaba, haciendo gala de su sentido del humor para poner el broche de oro a su intervención acordándose de todos los compañeros de profesión que han hecho de la capital su hogar pese a venir de todos los rincones del planeta: «Madrid somos toda España», finalizaba con una gran ovación.

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